Tras un año de construcción, mañana entrará en operación la terminal del aeropuerto, aunque sus acabados aún no están concluidos, puesto que se realizarán "con la piedra y madera que se saque de la antigua terminal, para de esta forma evitar desperdicios y reutilizar al máximo el material existente", indicó.
El edificio, que usarán entre 800 y 1.000 pasajeros diarios, se inaugurará oficialmente la primera semana de febrero próximo, en tanto que para agosto se prevé que estén listas la pista y la plataforma.
En la construcción del aeropuerto, que toma en cuenta el entorno ambiental y busca un bajo impacto sobre el ecosistema, se invertirán 24 millones de dólares, según Barrenechea.
"Es el primero y el único, por ahora, realmente ecológico y certificado Leed Gold", dijo en referencia al sistema de certificación de edificios sostenibles desarrollado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos.
Decidieron construirlo en Galápagos, a unos 1.000 kilómetros de las costas continentales de Ecuador, "porque es el mejor lugar para dar el ejemplo de que se puede y se debe construir en forma sustentable. Es Patrimonio Natural de la Humanidad e icono en cuanto a cuidado de la naturaleza se refiere", comentó.
Los constructores aseguran que la edificación sustentable apunta a lograr una mayor calidad ambiental con una mínima dependencia energética, apoyándose en la implementación de estrategias bioclimáticas de acondicionamiento natural y el uso de energías renovables.
Por ejemplo, la nueva terminal, de uso solo diurno, cuenta con colores claros en determinadas paredes en búsqueda de luminosidad, así como grandes ventanales para permitir el ingreso de luz natural y que ayudan, además, a la ventilación natural del recinto.
En los pocos espacios donde la brisa natural no es posible, se usan conductos de aire enterrado, con ventilación forzada.
El nuevo edificio está ubicado en dirección de los vientos predominantes para aprovechar "al máximo" la brisa del lugar, que permite bajar la temperatura promedio sin uso del aire acondicionado y permite regular con mayor control la cantidad de luz solar.
Asimismo, la nueva ubicación de la terminal asegura que los gases de las aeronaves estacionadas y en movimiento no ingresen en el edificio y disminuye el ruido percibido por los pasajeros.
El aeropuerto está en la isla Baltra, que no dispone de fuentes de agua dulce y donde el agua de lluvia es limitada.
Una planta de desalinización suministrará el agua para la terminal, donde se la usará en lavabos, mientras que se reciclará la de los inodoros.
Además, un sistema fotovoltaico abastece un 13 % de la demanda total de energía de la instalación y se busca que se eleve al 25 %.
El archipiélago de Galápagos debe su nombre a las grandes tortugas que lo habitan y es, desde 1978, Patrimonio Natural de la Humanidad designado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
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