Es preferible subsidiar agua que es nuestro producto que subsidiar al GLP. Lo dice Rubén Barreno, expresidente del Consejo Nacional de Electricidad. Y esa fue la principal motivación de Alexei Mosquera que propuso el proyecto de cocinas de inducción en 3,5 millones de hogares.
Ese proyecto comenzará a ejecutarse desde agosto, según el anuncio del ministro de Industrias, Ramiro González. Para conseguir ese objetivo el Gobierno propone subsidiar 100 kilovatios hora por casa, que equivaldría a un cilindro y medio de gas, según las cuentas de Alexei Mosquera. Y eso sería posible con la entrada en operación de los nuevos proyectos hidroeléctricos: Toachi Pilatón, Coca Codo Sinclair, Sopladora, Delsitanisagua, San Francisco, Mazar, Quijos y Esmeraldas.
¿Por qué 100 kilovatios equivalen a un cilindro y medio de gas? Mosquera agarra un marcador y va a la pizarra. Dibuja la hornilla de una cocina. "Lo óptimo sería tener una olla grandota en un quemador chiquito, porque lo que le da eficiencia al sistema es el área de transferencia de calor". Su tesis: el gas de 15 kilos que se vende en $1,60 con subsidio solo es aprovechado en un 35%, porque en la mayoría de cocinas usan ollas que apenas cubren la hornilla y el calor se escapa por los costados. El 65% de la energía que da el gas se pierde. "Un kilogramo de GLP equivale a 13,8 kilovatios hora, pero con una eficiencia del 100%. Qué quiero decir -Mosquera otra vez está frente a la pizarra-: meto el aire, meto el GLP, a 25 grados centígrados. Pero no todo el calor se queda adentro. Como la eficiencia de un kilo de gas equivale al 35%, eso representa 4,83 kilovatios hora".
Según Alexei Mosquera, es una rebaja significativa frente al costo del subsidio del GLP. El 80% del gas que se consume en el país es importado. Suplantar eso le significará al Estado regalar 4 560 millones de kilovatios hora al año. (JT)
1. Las cocinas de inducción
La curva de carga del sistema interconectado parte de 1 700 megavatios a 2 300 magavatios y llegaría a 3 100 megavatios con el uso de la cocina de inducción, según Alexei Mosquera. Y ese pico de la noche se reproduciría al mediodía. "Los picos van a ser bien parecidos, pero ojo estamos hablando de 3 kilovatios en cocina y estamos hablando del 10% porque la gente ocupa indistintamente la cocina. En las duchas es muy marcado o se baña en la mañana o en la noche. Si el baño es en la mañana con 12 kilovatios puedo tener muchos más problemas. Ahí si no hay capacidad del sistema". La tesis de Alexei Mosquera es que el proyecto solo es posible si se cambia solo las cocinas de gas por las de inducción.
Según Alejandro Riuvadenerira no todo es así de fácil. "En una ciudadela de 50 casas, por ejemplo, todas las casas tienen un transformador que soporta 100 kilovatios si se le pone una carga adicional (por las cocinas de inducción) en cada una de las casas de un kilovatio... son 50 kilotavios más. ¿Ese transformador estará en capacidad de soportar esa carga adicional? No es un problema solo de configuración de la red. Las redes son trifásicas en su mayoría, pero eso no garantiza que pueda soportar la carga porque tiene una capacidad de soporte de corriente entre los cables".
Lo que plantea Rivadeneira es que puede haber un colapso.
2. La infraestructura, las acometidas finales
El gas para el calefón tiene que quedarse, según Alexei Mosquera, porque no tiene sentido usar electricidad para los secadores de ropa ni para los calefones en el que su uso alcanza una eficiencia del 80%.
Las redes eléctricas, según Mosquera, casi todas tiene tres cables, son trifásicas. Y las casas tienen conexión bifasica, con cables que soportan hasta 600 voltios.
Con eso no coincide Barreno. "La entrada en funcionamiento de las cocinas de inducción coincide con la hora pico. Necesitamos hacer una simulación para saber si eso va a soportar el sistema porque entre las seis y la nueve de la noche tenemos la hora pico más alta, las personas llegan a sus casas, prenden las luces, encienden los televisores y si a eso se suma la cocción de alimentos...".
Para Alejandro Rivadeneira no es solo un problema de la acometida final. "Las empresas deben hacer un análisis muy detenido si sus sistemas eléctricos de baja tensión y de media tensión están en capacidad de soportar las cargas".
Según su criterio, las empresas eléctricas deben revisar si el cableado de las ciudades están en capacidad de soportar o no la carga adicional, al igual que las redes de baja tensión, los transformadores, la estaciones de distribución, las redes de alta tensión y toda la cadena eléctrica porque todo está conectado.
3. El sistema nacional interconectado
"Para desarrollar este concepto yo tengo que cambiar energía con energía -dice Alexei Mosquera-. Yo tengo en el sistema 2 000 megavatios, para este proyecto necesito 3000 megavatios".
Según sus cálculos para 2017 esa energía va a estar disponible con la entrada en el sistema de la energía de los ocho proyectos hidroeléctricos. Una energía más amable con el ambiente, que no representa enviar divisas afuera, como ocurre ahora con las importaciones de gas licuado de petróleo.
Claro que para Barreno, ese proyecto no toma en cuenta el incremento de la demanda de energía año por año. "Con la entrada de los proyectos hidroeléctricos estaríamos a tablas porque el incremento de la demanda está en un 5 y 6 por ciento. Eso significa, más o menos, unos 250 o 300 megavatios por año. Ahora el país todavía tiene déficit y usamos energía térmica que es costosa".
Barreno, expresidente del Conelec, cree que cambiar las cocinas de gas por las de inducción va a obligar a los Gobiernos a buscar nuevos proyectos hidroeléctricos, sobre todo en la cuenca del Pacífico.
La razón es sencilla: el aumento de la demanda de energía sumada a la carga que representa el cambio del subsidio de gas a la electricidad puede dejar el país a oscuras.
4. Los costos del plan de inducción
El cambio del subsidio del gas por el de la electricidad implica que van a desaparecer de las cuentas fiscales $680 millones, según Alexei Mosquera. Según sus cuentas, eso es lo que representa sacar 3,5 millones de tanques de gas subsidiados, que representan importaciones de 57 mil toneladas mensuales.
Según Rubén Barreno, el traslado de subsidio implica que automáticamente habrá un défict tarifario para las empresas eléctricas, porque se va a reglar 100 kilovatios que es dinero.
Para Barreno, las cosas no son tan sencillas, porque el proyecto implica que de aquí a 2017 hay que hacer inversiones de $4 000 millones para el sistema nacional de transmisión y distribución, en el fortalecimiento de la líneas, en el cambio de transformadores, líneas primarias, acometidas y medidores. Segundo también va a haber una inversión de otros $2 400 millones para las 3,5 millones de cocinas de inducción que van a entrar el mercado. Mosquera, sin embargo, cree que ese no será un gasto del Estado, sino una inversión de hacer los hogares ecuatorianos, porque el Estado puede entregar las cocinas, pero la factura se pasará mes a mes en la cuenta de la electricidad. Lo que se dan son los 100 kilovatios.